martes, 18 de enero de 2011

El discurso del rey

Boskovita ha empezado a colaborar con la publicación quincenal La gallina vasca -en todos los kioskos-. Era inevitable este encuentro, las cosas suceden porque tienen que suceder. Nuestra primera crítica ha sido sobre el discurso del rey porque la magnitud de los acontecimiento así lo exigen.


¡cómo nos gusta en Boskovita el discurso navideño del rey español!

Nada tenemos que objetar sobre la decisión del Gobierno Vasco de emitir por ETB la señal de Zarzuela. Lo que nos parece fatal es que no lo den en riguroso directo otras cadenas como Fox, Cosmo, Calle13, TNT o Eurosport. Si quieren a España, que den el discurso y, si no, que se vayan a hacer negocio a Marruecos.

¿Cómo vimos a Juan Carlos? Bien, como siempre. Sin arrugas, sin expresiones antipáticas, su majestad nos recuerda cada día más a otros grandes de España como Tita Cervera o la duquesa de Alba. Que nadie dude de los beneficios de la sangre azul contra las arrugas. Era tan simpática la oratoria del magno Borbón que por momentos nos recordó a nuestro entrañable Gargantúa.
A estas alturas de nuestra monarquía constitucional ya podemos decir que el mensaje navideño de su majestad, desde un punto de vista televisivo, está obsoleto. Las alternativas son varias:

Aló majestad. El formato del programita del camarada venezolano es idóneo para enterrar por fin los discusos tibios y las generalidades bienqueda. El monarca podría por fin mandar callar a los nacionalismos desleales y separatistas o a los jefes sindicales trincones. El jefe del estado tiene la obligación de expresar lo que cualquier honrado español piensa, bien sea señalar la conveniencia de restaurar la pena de muerte para terroristas y controladores aéreos o llamar hijoputa a Lewis Hamilton.

Los Borbon. Una adaptación de los Osborne, el exitoso reality de la Mtv. Ozzy Osborne es un sencillo y campechano ídolo de masas, que habla de una forma peculiar, que no le caen bien sus yernos-nueras y que, por sus obligaciones profesionales, se ve obligado a viajar más de lo que él quisiera. ¿Hace falta buscar más paralelismos?

El juego de tu vida. La máquina de la verdad de Emma García saciaría la morbosa curiosidad de millones de españoles que quieren saber qué ocurre en Zarzuela.
¿Ha consumido sustancias ilegales para poder cumplir mejor su trabajo?, ¿Conoce a Paloma San Basilio?, ¿Bebió alcohol antes de mandar callar al oligarca venezolano?, ¿es verdad que se casó por interés?, ¿Recuerda con cariño y melancolía a Francisco Franco?, ¿es cierto que Barbara Rey tiene un video suyo?. Estas preguntas, que si las hiciéramos nosotros podrían resultar ofensivas e incluso podría haber indicio de delito para algún juez de la audiencia nacional, saliendo de la boca de nuestra querida Emma resultarían de lo más inocente, natural y necesario.

De seguir exclusivamente con el actual formato navideño sólo nos queda avisar que la periodicidad anual de este evento nos parece minusvalorar la figura del monarca y la de su palabra campechana. Un hito de tal magnitud debería de ser cada cuatro años, como las Olimpiadas.