domingo, 22 de enero de 2012

LA TELE Y LOS PRESOS # LA GALLINA VASCA 59

Ya lo dijeron los profetas, los que trabajan se olvidan de los parados y los que están libres de los encarcelados. Demos gracias una vez más a la tele, que nos recuerda la dureza de vivir recluso, bien con un especial Callejeros, bien con un reportaje de cárceles colombianas en Documentos tv. A continuación desglosaremos como el tema puede retratarse de diferentes maneras:
EL CLÁSICO. Jesús Quintero llevó el género a lo más alto. Primero con la descarnada entrevista desde su propia celda a Rafi Escobedo, el chivo expiatorio del crimen de los marqueses de Urquijo. Eran los tiempos en los que sólo existía TVE y la entrevista del loco de la colina fue un bombazo social. Rafi terminaría ahorcándose en prisión...

Ya a mediados de los 90, Quintero decide visitar las cárceles españolas (Cuerda de presos) para entrevistar a los reclusos más singulares: el vagabundo que asesinaba y quemaba a otros sin techo, el marido despechado de Pasaia que quemo vivos a su mujer y su amante, el estafador que consiguió liberar a cincuenta compañeros de prisión gracias a sus dotes en la falsificación de documentos administrativos... Pero nuestro preferido era un simpático camello andaluz que quiso colar unos kilitos de hachis por la frontera africana. El plan era genial por su sencillez, pasaría la droga mientras se celebraba el España-Italis del Mundial de futbol 1990 y si fracasó fue por la desgracia de encontrar en la aduana “al único puto guardia civil que no le gustaba el futbol”

El mendigo asesino explicando cómo le gusta la muerte y
el loco de la colina aguantando como el pedazo de profesional que es.
EL PRESO. Jesús Amilibia, periodista del corazón, estaba en a cumbre de su éxito profesional. Había hecho el primer programa de periodismo rosa en la tele (Bla, bla, bla, 1981) y acababa de sustituir a Jesús Mariñas en el programa de Luis Del Olmo. Pero la cosa se torció el 28 de octubre de 1988: un accidente de tráfico, la discusión que sube de tono, que si se meten con su señora (Ketty Kauffman), que si me estás inflando las pelotas... Amilibia le pegó dos tiros con su Smith&Wesson calibre 38 a Jose María Fernández, o sea el del otro coche. Fue condenado a 17 años de los que cumplió 6. Sus apariciones televisivas posteriores han sido esporádicas.

Amilibia es el que hace las preguntas...
EL REALITY. Muchos de ustedes recordaran este pedazo de reality que fue El coro de la cárcel al que lamentablemente no le dieron continuidad – sólo las ediciones de 2006 y 2008-. Como indica el nombre, una pandilla de reos era formada por los mejores profesionales de la música con el objetivo final de ofrecer a sus compañeros un pedazo de recital en el patio de la prisión. Los ensayos se intercalaban con entrevistas personales a los prisioneros coristas. Nunca supimos que nos impresionó más del recluso Sotillos, si la descarnada sinceridad relatando sus métodos de extorsión a pequeños comerciantes o su espectacular chorro de voz cantando Libre de Nino Bravo. Y encima la voz en off que hilaba toda la historia era la de Morgan Freeman.


Sí, el de la guitarra es el de Mocedades, pero como invitado, ojo.
LA REDENCIÓN. Haber pasado una temporada en la sombra no tiene porqué cerrar la puerta a los platós como le pasó a Jesús Amilibia. Incluso puede servir de trampolín para aparecer con más frecuencia en nuestras pantallas. Pero no hablaremos aquí de Cachuli ni de Soares Gamboa sino del nuevo mesías: Mario Conde. Da la impresión de que el exbanquero ha sufrido una iluminación intramuros en plan Newton. Desde que salió del maco no para, que si refundo el CDS, que si hago una conferencia, que si escribo un libro (De aquí se sale, 2011). Pero lo mejor sin duda son sus apariciones en El gato al agua, la tertulia nocturna de Intereconomía. Hasta ahora pensábamos que los presos se redimían vía Jesucristo pero como el dios del gran Mario es el dinero, se ha convertido en el profeta del neoliberalismo monetario. Cada vez que habla sienta cátedra como si las revelaciones místicas que tuvo en la cárcel le hayan elevado sobre esa mayoría vulgar que no sabe lo qué es un recuento.


EL FUTURO. ¿Han echado de menos que no se hablara en este artículo de los presos etarras? La culpa no es nuestra, ellos no salen por la tele. Ya es hora de cambiar ésto. Molaría un programa de juicios express en que la magistrada Ángela Murillo fuera metiendo etarras en la cárcel (hay más de 300.000 sueltos) previo careo de minuto y medio. Su cercanía cateta, sus maneras de colegueo chungo y su facilidad para soltar lo primero que se le pasa por la cabeza garantizarían el éxito de audiencia.


Una de sus muchas intervenciones espectaculares.