lunes, 15 de septiembre de 2014

Zarko Paspalj @LaGallina Vasca 114

The Marlboro Man

Terminó el Mundial de baloncesto y, como cada cuatro años, rumiamos el recuerdo de la última selección yugoslava, la de finales de los ochenta y principio de los noventa, la que en mayor medida contribuyó al primer gran asalto europeo a la NBA. La selección que creo en el imaginario colectivo la mayor fantasía de la historia del olimpismo: ver una final entre el Dream Team y Yugoslavia en los JJOO de Barcelona 92. No lo decimos nosotros, lo dicen los nombres y los apellidos: Vlade Divac, Drazen Petrovic, Dino Radja, Toni Kukoc, Pedrag Danilovic, Shasha Djordjevic, Zoran Savic, Jure Zdovc o el vitoriano Velimir Perasovic que dio a Arabatxo Saski Baskonia en 1995 el primer título europeo (Recopa) de su historia.
Todos estos nombres se perderán como lágrimas en la lluvia pero perdurará el recuerdo de un equipo dominante que aplastaba a sus rivales con melodiosa belleza. Como permanecerá Zarko Paspalj, nuestro jugador favorito de aquel mítico combinado plavi.

EL MITO.
Zarko Paspalj, pronúnciese paspal, paspali, paspalia o paspalle, según el origen del comentarista. Zurdo cerrado y heterodoxo hasta el paroxismo. Desde el principio destacó por su imagen desaliñada y su andar desgarbado. La leyenda dice que en los días anteriores a un partido importante no se duchaba para doblegar con más eficacia a su defensor. La primera impresión al verlo en una cancha de baloncesto era la de un hombre incapaz de cualquier prestación atlética, impronta que se diluía automáticamente cuando entraba en juego y daba rienda suelta a sus múltiples recursos. De padre serbio, montenegrino de nacimiento y yugoslavo hasta la médula. Su personaje histórico favorito era Tito y confesaba fumar dos paquetes de tabaco al día. Su hábito se vio agravado cuando le fichó la NBA, disfrutó como ninguno de las bendiciones de las libertades de una economía de mercado. Zarko era un infeliz sin saberlo, consumiendo la marca única de tabaco plomizo del régimen socialista yugoslavo, cuando llegó a Estados Unidos descubrió un mundo de logos por explorar, para finalmente abrazar el paraíso con dos marcas comerciales insuperables: Marlboro y PizzaHut. Los responsables de su equipo, San Antonio Spurs intentaron superar su adicción con terapias de hipnosis, en vano. Al año siguiente de retirarse del baloncesto sufrió dos ataques al corazón. Cuando se recuperó, aprovechó su participación en un debate televisado para afirmar que dos ataques no eran suficientes para dejar los pitillos.




ZARKO EN TRES PARTIDOS.

Estados Unidos – Yugoslavia. Final de los Juegos Olímpicos de Atlanta´96
Transcurría el segundo minuto del partido, Gary Payton (9 veces All-Star) busca a Karl Malone (segundo máximo anotador de la historia de la NBA) en el poste bajo. Paspalj, que huele la maniobra, se adelanta e intercepta el pase. Media Europa se levanta del sillón. Los americanos estaban preparados para frenar a los NBA Divac y Danilovic, pero no contaban con un crepuscular Paspalj de treinta años. El repertorio del montenegrino aquel día fue espectacular, anotó de todas las formas posibles: canasta triple, palmeo, tiros de cinco metros contra tabla o de espaldas al aro. Nuestra canasta favorita fue un contraataque después de una canasta norteamericana. Hacerle eso a los NBA es tan extraño como ver meter un gol a un portero.
En definitiva, los yugoslavos aguantaron el mercador lo que aguantó Paspalj, tres cuartos de partido, pero su participación fue tan notoria que Atlanta Hawks le hizo una oferta. A mitad del campus de verano con los Hawks, Zarko se piró al Racing de Paris, en Francia también hay Marlboro y Pizzahut y no se toman las cosas tan a la tremenda como los americanos...

Olimpiakos del Pireo – Joventut de Badalona. Final de la Euroliga 1994.
Como dijo el prestigioso periodista Vladimir Stankovic, Paspalj fue el jugador que cambió la liga griega. Olimpiakos fichó a Zarko en 1991. Fue la primera estrella internacional en una, por entonces, liga gris. Y entró a lo grande, promedió en su primera temporada 33 puntos y 11 rebotes por partido. Tres años más tarde llevó a la working class del puerto del Pireo en Atenas a lo más alto, a la final de la Euroliga. En semifinales eliminaron a su máximo rival, Panathinaikos, los vecinos pijos del centro. Todo estaba preparado aquel día para hacer historia. Paspalj, con su juego inverosímil, mantiene a Olimpiakos en el partido, anota 15 de los 39 puntos de su equipo en la primera mitad del partido. No sabemos cuantos cigarrillos se fumó en el descanso, pero lo que ocurrió en la segunda parte fue uno de los mayores bloqueos mentales que se recuerda en la historia del baloncesto: Paspalj erró todas las canastas que intentó, cinco tiros libres y seis lanzamientos de campo, incluido el último intento en el último segundo del partido que podría haber forzado la prorroga.
No sabemos si Olimpiakos le guardó rencor por el fiasco o éste se harto del club, lo cierto es que dos meses después ficha por el odiado Panathinaikos en un trueque con Alexander Volkov. En el primer partido de Paspalj contra su ex-equipo encestó tres canastas triples en el primer minuto de juego.



Yugoslavia – Grecia. Final del Europeo 1989

A Paspalj siempre se le ha recriminado su deficiente defensa. Larry Brown, su entrenador en San Antonio Spurs, justificó su expulsión del equipo antes de los playoff para el título por su escasa actitud defensiva. Pero todos sabemos que lo que sacaba de quicio a Larry era su afición al tabaco, como así lo reconoció más tarde, “Paspalj tenía mucho talento pero no puedo contar con un jugador que se fuma un cigarrillo en el descanso de los partidos”.
Zarko desmintió en este partido el bulo de su mala defensa secando a la gran estrella helena, Nikos Gallis. El héroe griego, protagonista de la épica victoria en el anterior Europeo frente a la Unión Soviética, promediaba 40 puntos por partido. En este partido sólo pudo anotar dos canastas en la primera mitad. Gallis se desesperaba, incapaz de zafarse del férreo marcaje de Paspalj, incrédulo al ver cómo ese zarapastroso que era 25 centímetros más alto podía ser tan rápido como él. Aquella noche comenzó el glorioso reinado de la última selección yugoslava.

Es imposible volver a 1989, es imposible que vuelva a existir Yugoslavia pero sí que es factible que volvamos a disfrutar de unos cigarrillos en el pabellón mientras vemos un buen partido de basket. No lo pedimos por nosotros, hagámoslo como homenaje al gran Zarko.



Zarko Paspalj tribute por BOSKOVITA