martes, 23 de marzo de 2021

EL AUGE DEL LIBERALISMO TELEVISADO I. JAVIER MILEI

 


La Escuela Austriaca de economía y el anarcocapitalismo se han puesto de moda. Algo normal ante la incapacidad del estado para dar soluciones a la crisis del 2008. Hayek llamó La fatal arrogancia a la utopía de crear una sociedad armoniosa desde la ciencia y la ingeniería social, porque es inviable que se pueda planificar el correcto funcionamiento de la sociedad. Es imposible que el estado o cualquier centro planificador consiga la información necesaria para coordinar al conjunto de la sociedad, pues su propia coacción bloquea la acción humana de dicha información.

Por dar un ejemplo práctico, los creadores y desarrolladores del pendrive han hecho más por la deforestación que los millones de páginas de teoría ecológica, la miríada de legislaciones y los chiringuitos varios que intentaron resolver el problema.

Es natural que este tipo de ideas tuvieran un eco en la Argentina. Un estado devorado por el gasto público, las regulaciones asfixiantes y el resentimiento social. Con la inflación y el default (impago de la deuda), siempre el default, como eterno telón de fondo. De esta manera, empezaron a pulular economistas liberales por los platós de las televisiones argentinas: Jose Luis Espert, muy seco, Manuel Adorni, demasiado arrogante, Agustin Etchebarne, sospechosamente amable.

ANIMAL TELEVISIVO

Pero por encima de todos, Javier Milei. Intenso, vehemente y desatado. Milei aparece en la pantalla a lo deus ex machina, para decir las verdades que los zurdos no quieren oír. Esto es, que el verso de la justicia social, al castigar al exitoso y al ahorrador, multiplica inevitablemente la pobreza. Que quien ponga la igualdad por delante de la libertad, no solo no conseguirá ninguna de ellas, sino que creará una sociedad de envidiosos y pelotudos. Que los constructivistas que quieren edificar la sociedad igualitaria perfecta siempre perjudicarán al más vulnerable, pues éstos siempre son las primeras víctimas cuando el edificio se derrumba.

La puesta en escena de Milei es impecable. Con esa mirada celeste de niño pillo y ese cabello imposible. “a mí me peina la mano invisible”, exuda de primeras perfume de outsider, que por algo en su juventud fue arquero en Chacaritas y vocalista en un grupo de rock

Empieza tranquilo, presentándose, “soy minarquista en lo dinámico pero anarcocapitalista en lo filosófico”. En cuanto llega el primer ataque a su falta de sensibilidad social, Milei aclara que es liberal, lo que significa que por encima de todo está “el respeto irrestricto al proyecto de vida ajeno”.

Y hasta aquí llega el respeto y la paciencia. Pues Milei no está para aguantar a burros que “ignoran las bases de las leyes económicas”. Y ya se precipita en una catarata de improperios, tras la cual es difícil adivinar a quién desprecia más. Tal vez a los kircheneristas, “hoy hay ocho millones de personas que laburan y se rompen el lomo para bancar veinte millones de cheques”, quizás al consenso keynesiano, “¡Déjense de joder con la boludez keynesiana, se están cargando la vida!". Aunque no hay nada que le saque más de sus casillas que la alianza entre los chorros de la clase política y los empresaurios (en España, capitalismo de amiguetes), “¡la concha de tu madre, para eso te pagamos, pedazo de mierda, sorete!”. Y ya como a alguien se le ocurra señalarlo como gorila (algo así como facha), Milei no tiene problema en bajar al barro a repartir, “sos un bruto, te voy a estropear, te voy a refregar la cara por el piso”.

MILEI PRESIDENTE

Todo esto espontáneo, porque las calentadas de Milei son en riguroso directo y se le nota realmente sentido ante la debacle. Indignado por cómo el ingente talento argentino, infectado por el veneno socialista, se pierde por el desagüe.

Sea como fuere, la popularidad de Milei crece exponencialmente por las redes sociales y se ha convertido ya en un icono del libertarismo. De esta manera, ha anunciado oficialmente su candidatura para la presidencia en 2023. Promete dar la vuelta al tablero y sueña con la gloriosa Argentina de la época de Alberdi (padre de la Constitución de 1853). Si llega al poder, la primera medida será dinamitar el Banco Central Argentino. Estoy seguro de que más de un abstencionista crónico le va a votar.