jueves, 18 de noviembre de 2010

La Milá y el Feroz


“Se volvió loca la Milá. Hay que ingresarla” -John Machete Butcher-

Se puede decir que este post entra caducado pero éstas son las consecuencias de nuestro boikot a Gran Hermano. Resulta que el otro día estábamos tomando unos vermouths preparados -al estilo Luis Buñuel- cuando vimos en el programa de zapping cómo han expulsado a una pareja de pipiolos de la casa que todo lo magnifica.


Los expulsados.
Al varón lo llaman el Feroz, un boxeador de Benidorm, simpático y con pinta de sonado. La hembra es una rubia bisexual argentina que se entregó a la fanfarronería infantil y el cuerpo esculpido en tatuajes del Feroz.
Parece ser que en un momento de intimidad postcoital ambos se dejaron llevar por las fantasías de la lechera del cuento y empezaron a imaginarse en los platós de Sálvame y La Noria para explicar a toda España su frenesí de pasión. Con lo que no contaban era con el berrinche de la Milá que hizo de bruja mala de cuento y les expulsó ipso facto del reality, supuestamente por falsear, maquinar, conspirar y hacer trampas.


La Milá.
Con los tres ya en el plató de Gran Hermano, Mercedes Milá se dedicó a lo suyo: someter y humillar al que tiene delante desde una autoridad moral de la que sólo ella es consciente. El feroz ponía caritas de no entender y Milá seguía hurgando, “no te hagas el tonto conmigo” El feroz naufragaba en la confusión y Milá daba la puntilla, “¿Sabes porqué te han echado? Por idiota”. Muy fuerte.
Pues sí, el IDIOTA que escupió sonó rotundo y redondo, retumbó en cada rodapié del plató. Dio la sensación de que se había excedido incluso tratándose de ella.

Mercedes Milá ya no puede disimular su deterioro neuronal, esas salidas de tono al estilo de un Beethoven desquiciado por la sordera o un crepuscular Fernán Gómez iracundo con los plastas, son incompatibles con su oficio.
Cada día que pasa va en su contra. Los síntomas aparecieron hace unos años con Dany el sucio, se agravaron el año pasado con Arturo pito-duro y han rebosado con el episodio del Feroz. Milá odia a los varones jóvenes, chulitos y crecidos, pero hasta que los estatutos del programa digan lo contrario, tienen el mismo derecho a ser respetados por su conductora que un transexual desequilibrado por el tratamiento hormonal o un taxista que no sabe quién es George Orwell.
Ya sabemos que el concurso está adulterado de raíz, la que nos preocupa es Mercedes. Su perfil de solterona, cada día más agría, que deja que sus fobias influyan en su profesión le va a causar un problema de los gordos. Nosotros la aconsejamos que se retire porque la tenemos cariño por sus entrevistas a mitos ibéricos como Ramoncín, Juan Guerra o Miguel Bosé. Y no queremos verla como un fantasma de lo que fue, como les ha pasado a Pedro Ruiz o Antxon Urrusolo, por poner unos ejemplos gráficos.