viernes, 15 de julio de 2011

La vida en rosa # La Gallina Vasca 46

«¡Eh! somos el único programa que no tiene polígrafo, nos mariginan ¿Pero qué pasa? ¿Es que somos negros?» -Ana Rosa Quintana-
Ahora que estamos en verano queremos hacer un repaso de una de las insignes que se marchan de vacaciones para desgracia del televidente más yonki. La ausencia de Ana Rosa Quintana se notará, todos echaremos de menos esa elegancia, ese porte, esa templanza de este totem televisivo que arrasa en las mañanas televisivas. Que nadie olvide que jubiló a Maria teresa Campos y aniquiló a Concha García Campoy de esta franja horaria que ahora es territorio exclusivo suyo.
No ha sido un camino fácil, empezó frente a las cámaras en 1994 en el programa Veredicto, un programa que simulaba los tribunales para resolver litigios entre cuñados y vecinos. Nuestra Ana Rosa aportaba el glamour del que carecían los jueces jubilados contratados por Tele5.

Aún así la participación de AR en el programa era insuficiente para sus aptitudes, así que en 1997 dio el salto a Antena3 donde presentó Sinceramente Ana Rosa, un talk-show pionero y precursor de El diario de Patricia donde los ciudadanos más subdesarrollados contaban sus miserias por cuatro duros, y ya en verano Extrarosa, magazine del corazón junto a Rosa Villacastín que fue líder de audiencia en las -hasta la llegada de ella- aburridas sobremesas estivales.
Al verano siguiente se deshacen de la Villacastín y Ana Rosa vuelve a liderar las sobremesas de una manera tan apabullante que el programa sigue en otoño, en invierno y en primavera y otra vez en verano, y así durante seis años. Da igual que los contenidos del programa sean una mierda, Ana Rosa sabe delegar en sus colaboradores (siempre menos guapos y menos inteligentes que ella) las tareas más ingratas del programa para el mismo tiempo hechizar al público con sus inocentes comentarios de golosa madurita inmarchitable. Recordamos con nostalgia de aquella época a sus ayudantes Mon y Tony Hidalgo que se dedicaban a timar a las miembros más desesperados del vulgo con un concurso telefónico de paneles, mientras la audiencia caía hipnotizada por el irresistible cruce de piernas de AR.
Al mismo tiempo, su visión del negocio televisivo es impepinable: da la alternativa a un nuevo periodista tan divertido como mordaz llamado Jorge Javier Vázquez años antes de que la pluma se pusiera de moda en televisión. Y hace debutar a la ex-mujer de un famoso torero, por entonces tímida, inexperimentada y sin preparación. Belén Esteban, por supuesto.
Ana Rosa ya está en la cima, poco importa que en su libro sobre mujeres maltratadas (Sabor a hiel, 2001) hubiese parrafos enteros copiados a Danielle Steel y Angeles Mastretta, sin duda un error de su secretario del que Ana Rosa tuvo que hacerse injustamente responsable. La Quintana no se rinde sino que se levanta y crea la revista AR, la revista para la mujer, para la madre, para la trabajadora.
Pero volvamos a la tele, en 2005 la reina de las mañanas Maria Teresa Campos marcha a Antena3 y Tele5 ficha a AR para sustituirla. No sólo gana a la Campos sino que lo hace con una humildad, elegancia y estilo sólo al alcance de una semidiosa como ella.

El espacio del que estamos hablando se llama, no podría ser de otra forma,
EL PROGRAMA DE ANAROSA.
El contenido de este programa es tan vacuo como eficiente. De 9 a 9.30 Ana Rosa se pone las gafas y habla de política con sus amigos de derechas pero, ojo, de una derecha moderna, moderada y liberal, como ella. A continuación, Nacho Abad le hace la sección de crónica negra: el caso Wanninkhof, el caso Marta Del Castillo, el caso Mari Luz, etc. España ya no es roja, España no es azul, España ahora y siempre es negra como el betún. A partir de las 11, aquí ya lleva el peso del programa Maxim Huerta y el hijo de Joaquín Prat, unos consejos de belleza y la crónica rosa: la casa Alba, Ambiciones, Cantora, etc. Para finalizar, hasta las 12.45, coloquio sobre el reality de turno en Tele5: Gran Hermano, Supervivientes, OT, Las joyas de la corona, etc, con sus colaboradores habituales: el Lequio, la Bibiana, la Marta de GH , el musculitos florero de cejas depiladas y el invitado/entrevistado del día.
Y así en tres pestañeos se nos ha pasado la mañana como si ná, deleitándonos con la pizpireta mirada de Ana Rosa, embobados con la firmeza de sus brazos, embrujados por su sutil escote, cautivados por sus deslumbrantes piernas. Ana Rosa apenas necesita hablar, que hablen sus colaboradores que para eso les pagan. Le basta con estar porque exuda estilo.
Todavía hay voces que la critican, como en la polémica esa en que una de sus reporteras sonsacó unas declaraciones a una retrasada mental. Pura envidia. De lo único que es culpable AR es de informar a sus televidentes, o sea, nosotros. Y además informa con ese estilismo fascinante, de mujer, de madre, de trabajadora, de española moderna. Porque Ana Rosa tiene algo que no se vende en las tiendas: clase
¿Dudan todavía? Reflexionen, piensen por un momento en sus vestidos y en sus peinados ¿Ana Rosa sigue la moda o la moda sigue a Ana rosa?


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