EL FUTBOL Y LA FURIA.
El futbol es el nuevo rey de la noche
justo antes de la hora de nuestro rey favorito: Sandro.
Fracasó Andreú Buenafuente en su
asalto por reconquistar la noche con un late night a la
americana y fracasará todo aquel que lo intente, por lo menos
durante un tiempo. Lejos, muy lejos quedan aquellos tiempos de
esplendor de mississipis, pelícanos y marcianos. El
periodismo grueso y fronterizo de Sardá y Navarro se han quedado más
obsoletos que un VHS. Ahora triunfa el periodismo ordinario y
sentimentaloide, el periodismo de cubata y barra americana.
No vamos a echar la culpa al futbol.
Hace más de tres décadas José María García aka El
Butano elevó este género de periodismo a unas niveles que no ha
vuelto a alcanzar. Vehemente y apasionado, sí, pero sobre todo
riguroso, crítico y magnético. Butanito logró que millones de
castellanoparlantes europeos fuesen antes a la cama para disfrutar en
la radio de su cruzada contra los corruptos y poderosos, valga la
redundancia.
No, la culpa no es del futbol, la culpa
es de José Ramón de la Morena, sustituto del propio García
en la Cadena SER, que hizo la pirueta de cambiar periodismo por
forofismo. Después vinieron todos lo demás: J.J. Santos, Patxi
Alonso, Los Manolos... Entretenedores de tercera que intentan alargar
durante horas un partido de 90 minutos, que si el encuentro tampoco da para mucho más
de sí, ellos dan para bastante menos.
El culmen de todo esto son los dos
programas estandartes de la actualidad: Punto Pelota en
Intereconomía y Futboleros en MarcaTV- Ambos funcionan
con el mismo esquema:
Un presentador-conductor-moderador tolai desbordado por la vehemencia de los contertulios y que no las
ve venir.
Tertuliano tipo A. Profesionales de la
palabra, algunos hasta con licenciatura en periodismo. Cegados por su
fanatismo, idolatran a su equipo más que a su propia familia.
Intolerantes, obtusos y cerriles.
Descarten la idea de tener una conversación mínimamente racional
con ellos.
Tertuliano tipo B. Ex-jugador o
famosete, intenta aportar equidistancia y cordura. En realidad lo que
quiere es entrenar un equipo de futbol o realizar una pelí
documental, mientras tanto está en ese programa para hacer tiempo.
Si en algún momento parece que tiene sentido común es por contraste
con el tertuliano B.
Complementos: ex-arbitro, básicamente
para mofarse de él. Becaria bien maquillada para que parezca que
está buena, becario enchufado con todos los boletos para llevarse
una guantá con la mano abierta: Uno que pasaba por ahí
debido al tema del día de máxima vigencia, etc.
Todo esto debe ser entendido en el
contexto de bipolaridad dominante en la Liga BBVA entre los dos
poderosos clubes que gastan dineros a espuertas y venden periódicos
como churros: el Farsa y el Mandril. Un contexto ideal para el
espectador vasco que ve con cierto desapego el devenir de estos dos
monstruos del futbol español y que de esta manera podrá paladear
con más gozo la vergüenza ajena, el horror y la fascinación que
producen estos programones.
Para vergüenza propia, sobre todo del
espectador bizkaitarra, ya tenemos Bilbosport y al inefable
Edu Velasco, y toda su cuadrilla de inexplicables tertulianos
repasando la actualidad del Athletic Club de la forma que más nos
gusta: como talibanes sin criterio, sin fundamento y sin vida propia.
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