El león con los cojones más grandes nunca jugó en San Mamés.
Este año el flamenco Tom Boonen ha entrado por las puertas de la historia del ciclismo, con sus victorias en el Tour de Flandes (Ronde van Vlaanderen) y en la Paris-Roubaix (El infierno del Norte) iguala el record de tres victorias en la primera prueba (Compartido con los belgas Buysee, Leman y Museeuw y el italiano Magni)) y cuatro en la segunda, compartido con “Monsieur Paris-Roubaix” Roger De Vlaeminck.
Aprovecharemos por ello, para hablar
del mítico Johan Museeuw, el León de Flandes. el ciclista que más
podiums ha conseguido en ambas pruebas. Porque Boonen es para Museeuw
lo mismo que Platón era para Sócrates.
Nunca hemos sentido con
tanta fuerza que un evento haya sido creado ex proceso para una
persona. Dos carreras épicas para un corredor de leyenda.
Johan Museeuw tenía 24 años
cuando ganó dos etapas en el Tour de Francia de 1990, incluída el
prestigioso sprint del último día en los Champs-Élysées de Paris.
Tras cruzar la meta, un periodista galo se acercó al ciclista
flamenco y le soltó: “supongo que con esta victoria has colmado
todas tus sueños de cuando empezaste en el ciclismo”. “No,
-contesto Johan- cumpliré mis sueños el día que gane el Tour de
Flandes”
1998, devorando el adoquín de Kapelmur
Y lo ganó, en 1993,
batiendo a su compañero de escapada Frans Maassen. Y volvió a ganar
La Ronde en 1995 y 1998. De sus tres triunfos en Flandes sobresale el
último. El león entró destacado en meta después de una cabalgada
en solitario de las que marcan época.
Atrapado en el infierno del bosque de Arenberg
Su dominio aquel año en Flandes le señaló como claro favorito para ganar en Roubaix el domingo siguiente, sin embargo la fatalidad le aguardaba en el mítico tramo adoquinado del bosque de Arenberg. Museeuw cayó y destrozó su rótula contra el pavè. La herida se infectó y varios médicos nombraron la palabra prohibida: amputación. Cualquiera hubiera abandonado su carrera deportiva pero no el león. Johan se recuperó para ganar dos años después en el velódromo de Roubaix ante el asombro generalizado de la comunidad ciclista.
Paris-Roubaix, 2000. Museeuw cruza victorioso la línea de meta mientras señala al público la pierna que le querían cortar.
En agosto del mismo año, el león Museeuw tuvo un terrible accidente de tráfico cuando regresaba a casa en su Harley-Davidson. El choque frontal lo tuvo en coma durante 20 días y tuvo que estar varias semanas con la luz apagada para solucionar los problemas de vértigo derivados del brutal choque.
Corroborando una vez más
el héroe moderno que es, Johan volvió a la élite del ciclismo
ganando la Paris- Roubaix del 2002. En una legendaria escapada de casi 50 kilómetros bajo la lluvia y sobre el barro, el león
entró en el velódromo de Roubaix con una diferencia de más de
cuatro minutos respecto a sus perseguidores.
Esta victoria era la
tercera en Roubaix. Inauguró su palmarés en esta prueba
con un triunfo compartido. En 1996 el equipo Mapei dominó de tal
manera la prueba que la tenían decidida muchos kilometros antes de
finalizar. Gianluca Bortolami, Andrea Taffi y Johan Museeuw lideraban
la prueba y su escapada no hacía más que crecer respecto a sus
perseguidores. Llegado este momento surgió la duda, ¿quién
atravesaría el primera la línea de meta? Patrick Lefevere ordenó
que fuese el lider del equipo, Museeuw. La polémica llenó muchas
páginas de periódicos italianos, Johan era el único no italiano
de la escapada y sus compañeros tuvieron que esperarle después de dos
pinchazos para regalarle la victoria en el velódromo. Además la relación casi
paterno-filial de Lefevere con Museeuw no hizo más que avivar la
controversia, algunos hablan de aquella jornada como el día que la Paris-Roubaix fue humillada.
Museeuw, Bortolami, Taffi. Una conversación telefónica decidió este orden de llegada.
Como no puede faltar en cualquier ciclista que se precie, El León de Flandes tiene su propio escándalo de dopaje, pero no hablaremos hoy aquí de eso porque no nos da la gana y no tenemos tiempo, como tampoco tenemos espacio para comentar su victoria en el campeonato del mundo de fondo en carretera en Lugano en 1996.
No nos importan estos
turbios escándalos de médicos y jeringas, la imagen del león que
se nos ha quedado grabada es la de su victoria en la aldapa de
Gatika en la primera etapa de la Euskal Bizikleta de 1992.
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